y mucho menos, una pantalla donde bien se mire
es como si en la misma edad de piedra
careciese del fuego protector, que ahuyente las fieras
una chispa con que encenderlo
Una cueva en la espera del ser
Por las noches, nunca encendió un farol
por la misma, creencia que le viene,
de tiempos
inmemoriales,
que todo farol
se alimentan con el aceite de una ballena
cazadas en el mar ártico
Por grandes navíos, barcazas de madera , pequeños emprendedores
Movidos, envilecidos por codicia y la crueldad humana
Y del canto de las grandes urbes
ciudades que siempre piden más, sin importar de donde se obtiene.
Aunque vivió toda su vida sin una lumbre
más, de las que le llegaba de las estrellas
y una que otra luna menguante
vivió sin conocer el mar,
alejado de sus costas del azul de sus noches
En lo profundo de unas fauces
en el vientre de una de ballena solitaria
que con su vida protegía
en una orilla oculta,
por la ausencia de lunas
vivió a oscura, sin apenas presentirlo
o iluminado, todo depende
del lado del universo que se mire
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