Lo primero que vimos
fue el cartel
Que estaban sobre los postes
En las fachadas, en algunas vidrieras
y pegados, sobre los muros
Todos los carteles tenían el mismo escrito .
"Atención, no se suicide
durante la niebla
No atente
contra su vida.
Procure hacerlo cuando la niebla
se halla disipado. Desde ya. Muchas gracias"
Después fuimos encontrando
los cuerpos, de los muertos
todos estaban sin vida
la mayoría se habían quitado
por si mismo la vida, otros no
Abrían suplicado, que otros lo hicieran
A la mayoría no le falto valor
Un arma, un lugar alto desde donde arrojarse
una silla donde subirse para ahorcarse
o los gases, del escape de un auto
Estaban por todas partes,
dentro o fuera habitaciones cerradas
sentados o acostados, de pie o en el piso
No había una casa sin su cuerpo
Una calle, un lugar, sin su cantidad de muertos
No nos sorprendió lo de la niebla
porque es muy común la niebla
en los pueblos costeros
Ni tampoco que las personas,
atenten contra su vida
antes lo desconocido, lo insoportable
lo he visto en animales salvajes en insectos
Pero lo que más, nos llamó la atención
Fueron los carteles, que todavía estaban ahí
inalterados, insistentes, con sus recaudos
reclamándonos nuestra atención
¿Quién los había escrito?
sirvieron de algo, esas palabras
Se habrá salvado alguien, por haberlo leído
o antes la niebla, todos
tendremos el mismo impulso,
el mismo acto irreflexivo,
Habiéndolo o no, leído
el mismo cartel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario