Menú del día.
Dieta libre de grasas
y de sufrimiento animal
No hay una cría o ser adulto.
En su cena, almuerzo o merienda.
El que sembró y cosechó nuestras habas.
Vive en una vida bucólica, apartada, contemplativa.
Que requiere solo de las novelas de Jane Austen
para hacerla un poco más sofisticada
Siempre y cuando estén traducidas al idioma
de sus padres, abuelos y/o conquistadores.
El Maestro y el Joven de esta posada
Son la misma persona.
Es por eso que está un poco ajetreado
En las horas pico, así apetecería.
si su paciencia es escasa
y su fortuna finita.
Que vuelva en otro momento.
cuando una o ambas hayan mejorado.
En el local no hay animales sueltos
Ni de carga ni de compañía.
Tampoco los hay en cautiverio.
Nadie está aquí contra su voluntad.
si es que hay algo propio en nuestra naturaleza.
Ninguno fue apartado de su condescendencia, hábitat o especie.
No hay un muerto en la cocina ni partes
de cadáveres en las heladeras
No hay restos de animales en nuestros lavados.
Sin sangre que limpiar en nuestros cubiertos.
La higiene se nos torna una tarea sencilla
amena, ligera casi como nuestra conciencia.
Nuestros bocados están cocidos al vapor.
Son tan suaves y tiernos, que hasta nuestros dientes
Se nos hacen casi indispensables
salvo para demostrar interés o satisfacción.
Agradecemos desde ya vuestra presencia
and buen apetito.