¿Te gusta?
Para empezar, es un color alegre.
Y yo estoy triste.
Solo me recuerda lo triste.
Que estoy, me hiere.
Me hiere tanta luz.
Me recuerda los días soleados.
Y yo estoy nublado.
Nublado e inestable.
¿Pero te gusta sí o no?
Mira, el señor está esperando.
Que vos te decidas, de una vez.
No... me recuerda a los helados de limón.
Y a mí no me gustan los helados de limón.
Con la luz apagada y de noche.
Tal vez... no se vea.
Una excusa más.
Para no prender las luces,
por las madrugadas.
Vagar por la infinita oscuridad.
Que nos depara el insomnio.
De los pasillos de esta casa.
De noche me va a gustar.
Como todo lo que le pertenece al día.
A la noche le es indiferente.
De a poco la ciudad nos vuelve
indiferentes. grises.
Un masicote de resignación.
Cemento, cemento gris que se arrastra.
Por una llanura inerte y vegetal.
Escucha sus fauces, cómo se mueve.
Ahí viene con su olor a petróleo y muerte.
Esconded los pájaros, las flores.
No le digas a nadie.
Que por aquí vive la primavera.
Ya es inútil, nos ha visto.
Ha sopesado nuestro escaso valor.
Como incrementará su fortuna,
nuestras cadenas.
Hay está en la puerta de nuestra casa.
El progreso no llama, no golpea.
Pondrá un circo, un teatro en nuestra puerta.
Deberemos pagar para salir de casa.
