Al cruzar una avenida
veo a un hombre
que está dirigiendo el transito
como un domador de circo
Que uno vaya a saber por que encanto
Los automovilistas, le obedecen
como los ratones de una ciudadela, de un cuento
donde siguen extrovertida melodía, de un flautista
Se detienen a nuestro paso
y uno, que es peatón, desconfía un poco de todo esto
porque sabe, que como todo en la vida, un día se termina
por eso, es que uno cruza apurado
aunque tenga todo el tiempo del mundo
para cruzar una calle.
Ese poco de selva, que todavía aún nos queda.
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