miércoles, 24 de diciembre de 2014

Era el mejor escritor, mientras vivía




Era el mejor escritor, mientras vivía
Batallaba día tras días, con sus palabras
Las levantaba, temprano, a un mismo horario
No se iban a dormir, sin haber comido
Sin que le faltara una mirada, un asentó escrito
La subsanación de la enmienda de una S
No las dejaba ni un minuto a solas,
No les permitía el peligro
La pertenecía de una calle
Sufría como si fueran propias, sus heridas
Si una de ella, se lastimaba
Se golpeaba, por no querer, saber, andar despacio
Por apresurada, o por un motivo extraño
No encontraba la casa, el camino
Ponía afiches de palabras perdidas, fotos
Ofrecía recompensa, tenía un retrato, de cada una de ellas
No le sacaba los ojos de encima
Vivía para ellas y por ellas
Las sobreprotegía, decían los demás escritores
Que hacia que sus palabras pululen por el piso
Entraban solas a mingitorios públicos
Iban a conferencias, volaban como gorriones
Las pisaban como si fuesen puchos mal apagados
Tenían una resistencia, una coraza
Que las propias carecían.
Una vez muerto, dejo de escribir.









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