lunes, 24 de octubre de 2011

Le gusto ser comida




Nunca le horrorizó su voz
Cuando despreocupadamente decía que era vegetariano
Jamás le espanto una ensalada de verdura
El amasijo de una pulpa de aguacate
Las viseras abiertas en la caladura de una calabaza
No le impresionaba jamás el rojo vivo de una salsa de tomate
No le hacían llorar el falso sentimentalismo
De unas finas rodajas de una cebolla cortadas en julianas
Nunca había estado en una selva
Por eso le era muy difícil saber si estaba perdido
Sus hojas verdes que se dejaban ver desde lo más alto
del follaje de los árboles
Llegaban hasta el enmarañado suelo por donde caminaba
Sin saber por donde iba se le hacia mas difícil encontrar un camino
El día bajo ese techo de ramas se le hacia insospechado
De pronto el mormullo de sus habitantes dejaron de acompañarlo
Sus pies que quedaron inmóviles en el suelo
Como un árbol que esta apunto de caer
El nimbo de una suave presencia le doblego su voluntad
Sus rodillas se doblaron hasta llegar al suelo
Su rostro fue dar sobre un imperceptible lienzo de líquenes y flores
Le gusto ser comida
Descubrir de pronto
Que esas flores
Eran carnívoras.




Rapsodia ruman – george enescu

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